Estudio geofísico en Chile, en que consiste y cuál es su importancia

Antes de perforar un pozo y comprometer una inversión importante, conviene detenerse y mirar bajo la superficie. El estudio geofísico cumple justamente ese rol: permite conocer qué ocurre en el subsuelo antes de tomar decisiones que no tienen vuelta atrás.

A través de mediciones técnicas y métodos no invasivos, este estudio ayuda a identificar capas de suelo, formaciones rocosas y posibles zonas con presencia de agua subterránea. En la práctica, funciona como una radiografía del terreno, reduciendo la incertidumbre y evitando perforaciones innecesarias. En un contexto donde el agua es cada vez más escasa, contar con esta información previa marca la diferencia entre un proyecto bien planificado y un riesgo innecesario.

Un estudio geofísico es una herramienta clave en proyectos de exploración del subsuelo, ya sea para encontrar agua, minerales, estructuras geológicas o condiciones del terreno. Su aplicación es transversal a industrias como la minería, construcción, energía, hidrogeología y arqueología.

Gracias a estas investigaciones se puede conocer el interior de la Tierra sin necesidad de excavar, logrando resultados precisos, eficientes y con bajo impacto ambiental.

Te explicaremos en qué consiste un estudio geofísico, cómo se realiza, qué técnicas se utilizan y en qué áreas se aplica.

¿Qué es un estudio geofísico en Chile?

Un estudio geofísico es un trabajo técnico que permite conocer qué ocurre bajo la superficie del terreno sin necesidad de intervenirlo directamente. Para lograrlo, se aplican principios de la física que miden distintas propiedades del subsuelo, como la resistividad eléctrica, la propagación de ondas sísmicas, el magnetismo, la gravedad o la conductividad de los materiales.

Gracias a estas mediciones, es posible identificar estructuras ocultas, cambios en las capas del suelo o anomalías que no se aprecian a simple vista desde la superficie. Esto resulta especialmente útil cuando se busca agua subterránea, se planifica una perforación o se evalúa la viabilidad de un proyecto.

Dicho de forma simple, un estudio geofísico funciona como una especie de “radiografía del terreno”. Permite anticiparse, reducir riesgos y tomar decisiones con información real, evitando perforaciones innecesarias y optimizando recursos antes de iniciar cualquier obra o intervención en el suelo.

¿Cómo se realiza un estudio geofísico?

El trabajo parte con una planificación técnica del área que se va a estudiar, donde se define qué se busca y cuáles son las condiciones del terreno. A partir de eso, se seleccionan los métodos geofísicos más adecuados según el objetivo del estudio, ya sea localizar agua subterránea, evaluar la presencia de minerales o analizar la estabilidad del suelo. Con esta base clara, se realizan las mediciones directamente en terreno, utilizando equipos especializados que permiten obtener datos precisos sin intervenir el suelo.

Una vez finalizada la etapa de campo, toda la información recopilada se procesa mediante software especializado, con el que se construyen modelos del subsuelo en dos o tres dimensiones. Estos resultados son revisados e interpretados por geofísicos e ingenieros, quienes elaboran un informe técnico claro y detallado, entregando conclusiones y recomendaciones que sirven como base para tomar decisiones con mayor seguridad antes de avanzar en el proyecto.

Principales métodos geofísicos.

Los estudios geofísicos no responden a una única técnica, sino que se apoyan en distintos métodos, cada uno enfocado en analizar una propiedad física específica del subsuelo. La elección del método adecuado depende del objetivo del estudio y de las características del terreno, ya que no es lo mismo buscar agua subterránea que evaluar la estabilidad estructural de una zona o identificar fallas geológicas ocultas.

El método sísmico se basa en la generación de ondas artificiales —producidas, por ejemplo, mediante un martillo especial o pequeñas cargas controladas— que se propagan a través del suelo. Al medir la velocidad y el comportamiento de estas ondas al atravesar distintas capas, es posible reconocer cambios en la estructura geológica, detectar fracturas o identificar discontinuidades profundas. Por esta razón, es una técnica muy utilizada en estudios estructurales y en la evaluación de terrenos donde la estabilidad es un factor crítico.

Por otro lado, la resistividad eléctrica analiza cómo el terreno se opone al paso de una corriente eléctrica. Esta propiedad varía según el tipo de material, su compactación y, especialmente, su contenido de agua. Gracias a ello, este método resulta particularmente eficaz para localizar niveles de agua subterránea, estimar la profundidad de los acuíferos y diferenciar entre suelos, rocas y capas saturadas. En proyectos de pozos de agua, es una de las herramientas más confiables para reducir la incertidumbre antes de perforar.

Método electromagnético: Evalúa la respuesta del terreno a campos electromagnéticos. Se emplea para localizar cuerpos metálicos, contaminantes o definir zonas conductoras como acuíferos.

Gravimetría: Mide variaciones en el campo gravitacional terrestre. Este método permite identificar cavidades subterráneas o zonas con diferente densidad de materiales.

Magnetometría: Detecta anomalías en el campo magnético natural de la Tierra provocadas por minerales como el hierro. Se usa comúnmente en exploración minera o arqueología.

Aplicaciones de los estudios geofísicos.

Los estudios geofísicos tienen múltiples aplicaciones en distintas industrias. Entre las más destacadas están:

  • Exploración de aguas subterráneas: Identificación de acuíferos, pozos profundos y análisis hidrogeológico.
  • Minería: Prospección de minerales metálicos y no metálicos, evaluación de reservas y control de estructuras geológicas.
  • Ingeniería civil y construcción: Estudios de suelo previos a edificaciones, puentes, túneles, represas y caminos.
  • Geotecnia: Detección de zonas inestables, fallas geológicas o suelos blandos.
  • Arqueología: Localización de restos, tumbas o construcciones enterradas sin excavación.
  • Energías renovables: Análisis del terreno para proyectos geotérmicos o parques eólicos y solares.

Ventajas de realizar un estudio geofísico.

Realizar un estudio geofísico previo a cualquier obra o inversión en el terreno ofrece múltiples beneficios:

  • Reducción de riesgos: Se evita construir sobre zonas inestables o con presencia de fallas geológicas.
  • Optimización de recursos: Minimiza la cantidad de perforaciones o excavaciones innecesarias.
  • Mayor precisión: Brinda datos confiables para una correcta planificación de proyectos.
  • Menor impacto ambiental: La mayoría de los métodos son no invasivos.
  • Ahorro económico: Al evitar errores estructurales o malas decisiones en la ubicación de proyectos.

Un estudio geofísico es una inversión estratégica que aporta información crítica sobre las condiciones del subsuelo, permitiendo tomar decisiones técnicas seguras, sostenibles y eficientes.

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